Barreras de la comunicación
Hasta donde sabemos, el ser humano siempre ha vivido formando grupos (familia, amigos, trabajo, etc.). En estos, nos relacionamos, compartimos y discutimos ideas, experiencias y aspiraciones, formamos vínculos y establecemos identidades. Estos fenómenos requieren necesariamente del proceso comunicativo, el cual a simple vista puede parecer sencillo e intuitivo, pero, ¿te ha pasado que conversas con una persona y después de algunos intercambios de ideas, se dan cuenta que cada quien está hablando de un tema diferente?. O cuando te toca trabajar algún proyecto con un compañero de otro departamento diferente al tuyo, ¿cada quien se expresa con sus propios tecnisismos?
Las formas con las que nos comunicamos son muy variadas, evidentes o sutiles: un discurso, una carta o un gesto, pueden ser parte del proceso de interacción, en el cual ejercemos influencia recíproca sobre otras personas. Según los estudiosos, la comunicación está formada por tres dimensiones: 1) la relativa a la estructura de los vocablos en las oraciones (sintáctica), 2) la relacionada con el significado de los símbolos y códigos (semántica) y 3) los significados en relación con el contexto y las personas (pragmática).
Si consideramos las tres dimensiones de la comunicación resulta más sencillo entender por qué la comunicación puede ser tan complicada: no todos tenemos las mismas experiencias, no usamos las mismas palabras o las entendemos de igual manera, o no tenemos los mismos intereses.
La comunicación tiene diversas definiciones, algunas parecen apuntar más a la transmisión de información de manera “tradicional”, oral o escrita; sin embargo, otras definiciones consideran al ser humano como un ente complejo que interactúa y comparte información no sólo con palabras, sino con miradas, ausencias, conversaciones, saludos, inclusive olores o silencios. Sin duda, abordar temas tan complejos como la comunicación química o corporal resulta interesante y sorprendente; no obstante en este artículo nos enfocaremos a la comunicación oral y escrita por ser la más utilizada en las actividades diarias de una organización.
El modelo básico que todos conocemos: Emisor-Mensaje-Receptor, con el que nos comunicamos en la vida cotidiana, en la práctica se puede complicar debido a las barreras de la comunicación, las cuales se definen como todos aquellos factores que limitan su efectividad. Sin embargo muchas de éstas las provocamos nosotros mismos, por lo que si las conocemos y las hacemos conscientes, tomando acciones para evitarlas no representarán un obstáculo imposible para poder comunicarnos efectivamente (Tabla1).
Pensar en los diferentes tipos de barreras, hace que parezca difícil pensar en todas ellas antes de comunicarse, sin embargo, si comienzas a practicar sus soluciones, poco a poco lograrás ser consciente de las necesidades del interlocutor y las podrás compaginar con las tuyas. Por ello, para fines como emisor, te damos este tip; utiliza las 5 preguntas de la comunicación asertiva: ¿qué?, ¿para qué?, ¿a quién?, ¿cuándo? y ¿cómo?. La comunicación asertiva requiere reflexionar antes de emitir el mensaje, contestando ¿qué necesito comunicar?, ¿para qué lo comunico? (es decir el objetivo de hacerlo), ¿a quién se lo debo decir para cumplir el objetivo?, ¿cuándo lo debo decir para su mayor efectividad? Y ¿cómo lo debo expresar para su mejor entendimiento?
La comunicación organizacional es un caso particular de la comunicación humana. Por motivos de funcionalidad y eficiencia es indispensable poner en práctica un plan que permita mejorar la comunicación entre los miembros de la empresa. Por lo que en un próximo número te mostraremos una forma muy sencilla en la que podrás implementar un sistema de comunicación interno y externo, para la mayor fluidez de información en tu compañía.
Figura 1. Descripción de las barreras comunicativas y algunas posibles soluciones.
Fuente: Elaboración propia.
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