Diversas opciones
Los plásticos constituyen aproximadamente el 10.9% de los residuos sólidos urbanos en México, lo que significa que cada año se generan más de 4 millones de toneladas de este tipo de desperdicio.
Estas cantidades representan un enorme desafío, tanto para la disposición final como para la conservación del medio ambiente y la salud humana.
En general, las preocupaciones sobre el uso y desecho de plásticos son diversas e incluyen: 1) acumulación de residuos en los vertederos y en ecosistemas, 2) daños físicos a la vida silvestre, resultado de la ingestión o enredo en plásticos, 3) lixiviación de sustancias químicas, 4) potencial de los plásticos para la transferencia de productos químicos hacía la vida silvestre y los seres humanos, y 5) el hecho de que alrededor del 4% de la producción mundial de petróleo es destinada como materia prima para la fabricación de plásticos y una cantidad similar se utiliza en forma de energía en el proceso.
Las opciones para el manejo sustentable son numerosas y responden a una gran cantidad de contextos y problemas particulares; sin embargo, la acumulación de residuos plásticos es, sin duda, uno de los retos más importantes a los que se enfrenta la sociedad.
En la actualidad, prácticamente todos los ecosistemas del planeta están contaminados con plásticos, esta problemática tiene dos ejes, por un lado, la estabilidad de los plásticos en el ambiente y por otro, las grandes tasas de consumo.
Aunque no ahondaremos en el tema de patrones de consumo, vale la pena mencionar que muchas naciones han comenzado a tomar cartas en el asunto mediante legislaciones que regulan el uso de productos plásticos.
Además, como una posible alternativa a las estrategias de incineración, vertido y reciclaje de plásticos, desde la década de 1990, se emprendió el desarrollo de nuevos materiales plásticos que, además de tener un desempeño comparable con el de los plásticos convencionales, fueran susceptibles a la degradación. Así es como surgen los plásticos degradables, biodegradables y compostables, los cuales están fabricados para ser “eliminados” de los ambientes en un período relativamente corto de tiempo. Actualmente, este tipo de plásticos han sido ampliamente utilizados en bolsas plásticas y en algunos empaques flexibles.
Si bien el uso de estos plásticos “amigables con el ambiente” es notoriamente extendido, sus características y los términos relacionados están lejos de ser entendidos en su complejidad, lo que es fundamental si se pretende adelantar en formas de consumo y producción respetuosas con el entorno.
Como veremos más adelante, la controversia en este tema surge porque todos estos productos se han tratado como amigables para el ambiente y esto no necesariamente es cierto, pues deben tomarse en cuenta ciertos parámetros como el tiempo que tardará el material en descomponerse, el tipo de degradación que sufre y el tipo de productos que genera tras su descomposición.
PLÁSTICOS BIODEGRADABLES
El término “plástico biodegradable” hace referencia a un material polimérico no soluble en agua que puede ser utilizado por microorganismos como fuente de alimento o energía. El objetivo de la biodegradación es que el material sea reincorporado como materia orgánica, dióxido de carbono y agua, a los ecosistemas.
Al no ser los plásticos solubles en agua, la biodegradación se lleva a cabo sobre la superficie del material mediante un conjunto de enzimas microbianas extracelulares que actúan cortando los enlaces de las moléculas para que los productos sean transportados hacia el interior celular, por lo tanto, el proceso es más lento que el de la materia orgánica.
La biodegradación depende de los factores ambientales a los que esté expuesto el plástico; el pH del suelo, la salinidad, la temperatura, la humedad, la concentración de oxígeno y la disponibilidad de nutrientes tienen efectos muy importantes sobre la capacidad degradadora de los microorganismos.
De hecho, el conjunto de estas circunstancias es una de las principales críticas, pues las pruebas que se realizan para comprobar la biodegradabilidad de un plástico, generalmente, no representan las condiciones de un relleno sanitario o un producto desechado sobre las calles o ambientes naturales.
De hecho, se piensa que la idea de que un plástico sea degradable en condiciones cualquiera, puede acrecentar el problema de basura en las ciudades y ecosistemas, al reducir la precaución en el manejo de desechos.
PLÁSTICOS COMPOSTABLES
Esta clasificación incluye a los materiales que son degradados biológicamente a la misma velocidad que el resto de la materia orgánica con la que están mezclados. Cabe destacar que la degradación de los mismos depende de parámetros controlados, es decir, necesariamente deben ser tratados en una planta de compostaje.
Dadas las características de los plásticos compostables, es de suma importancia que la recolección del material sea adecuada, esto es, que el desecho se mantenga en condiciones aptas de limpieza hasta su llegada a la planta de composta y no sea desechado en un relleno sanitario, sino recogido y gestionado por la institución competente.
Un material biodegradable no es necesariamente compostable. Entre los compuestos compostables/biodegradables más comunes están el poli(hidroxibutirato/hidroxivalerato) o PHB/PHV, el poliácido láctico, el quitosano, las policaprolactamas y los poliésteres alifáticos aromáticos.
PLÁSTICOS DEGRADABLES
Los plásticos degradables son aquellos a los que se les añaden ciertos aditivos que facilitan su desintegración.
En este caso, el material plástico va reduciendo su tamaño, pero de ninguna manera se vuelve a integrar al ambiente, en otras palabras, siempre permanecen pequeños trozos del plástico. Dependiendo del aditivo utilizado y del mecanismo de degradación se clasifican en:
a)Fotodegradable. Adición de químicos que provocan que el material plástico, al contacto con la luz solar (rayos UV), se vuelva quebradizo y se desmorone fácilmente.
b)Oxodegradable. Durante la fabricación de estos plásticos se les agrega entre un 2 y 4% de reactivo tipo TDPA (Totally Degradable Polymer Additives), permitiendo así la degradación por oxidación.
Referente a este tipo de plásticos, la crítica se enfoca en el hecho de que estos no pueden reciclarse, y que los residuos generados, una vez que se han desintegrado, aún permanecen en el ambiente en trozos extremadamente pequeños que, aunque no se ven, siguen representado un peligro. De acuerdo a lo declarado en el Libro Verde de la Comisión Europea (2013): “Existe el riesgo de que los plásticos oxo-degradables se añadan a la carga de microplásticos que llega al medio marino y, por consiguiente, podría aumentar significativamente el riesgo de ingestión por animales” , también se menciona que se deben analizar rigurosamente las cuestiones de la supuesta biodegradabilidad de este tipo de productos, pues los residuos de la oxodegradación pueden tener impactos que aún son poco claros.
(En la figura 1 se presenta un resumen sobre las principales características de los tipos de plásticos arriba mencionados)
Figura 1. Clasificación de plásticos de acuerdo al tipo de degradación o disposición que sufren.
Fuente: Elaboración propia con datos de Plastivida y Énfasis Packaging Latinoamérica.
ESTÁNDARES INTERNACIONALES
El tiempo de descomposición o de reintegración al ambiente es un aspecto clave para determinar la clasificación de un producto; para ello existen diversas normas internacionales que establecen los parámetros y las pruebas a las que debe someterse un producto al ser evaluado (figura 2).De manera general, estas normas se basan en la medición de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4), que son considerados indicadores directos del proceso de biodegradación (porcentaje de biodegradación), pero la manera en que se realizan las pruebas y se miden los resultados depende de cada norma.Un plástico tradicional tarda aproximadamente 400 años en reintegrarse al ambiente.
Por ello, la creciente preocupación de diversas organizaciones por crear una conciencia ecológica acerca del impacto ambiental que provoca el uso y mal manejo de este tipo de materiales, y de las empresas por crear nuevos materiales cuyo impacto negativo se disminuya al mínimo.
Figura 2. Estándares internacionales y extranjeros sobre biodegradación y compostaje de plásticos.
Fuente: Elaboración propia con datos de International Organization for Standardization (ISO), American Society for Testing and Materials (ASTM) y Boletín oficial del estado (BOE) Ministerio de España.
Por último, es importante mencionar que en México aún hace falta desarrollar el tema de certificaciones y normativa, y aumentar los esfuerzos de investigación sobre plásticos “amigables con el ambiente”; de hecho, en el país no existe una simbología para identificar los plásticos degradables, compostables o biodegradables.
Por otra parte, está la necesidad de establecer medidas, criterios e incentivos que favorezcan y faciliten el reciclaje a nivel nacional, pues, de acuerdo a la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC) en el año 2012, tan solo se recicló un 13% (780 mil toneladas) del total de la producción de plásticos, cifra que podría incrementarse de existir una cultura del reciclaje, tanto para las empresas (que desarrollen productos fáciles de reciclar), como para los consumidores finales (que separen adecuadamente sus residuos y eviten utilizar indiscriminadamente materiales provenientes del petróleo).
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