Industria textil

Ene-Feb, 2015  |  Sustentabilidad

Tecnologías para la sustentabilidad

En el país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la industria textil y del vestido se subdivide en tres subsectores: 1) Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles, 2) Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir y 3) Fabricación de prendas de vestir. En el primero se incluyen la fabricación de hilos y telas, en el segundo la fabricación de productos como alfombras, costales y redes, y en el tercero la fabricación de calcetines, uniformes, playeras, ropa interior, etcétera.

Esta industria es de suma importancia en el país, pues emplea a aproximadamente 1.3% del total del personal ocupado en México, aporta el 0.8% del PIB nacional y satisface la demanda de una necesidad básica: la del vestido. Sin embargo, es innegable que es una de las industrias que más impacto tiene sobre la contaminación del agua. Una gran cantidad de desechos tóxicos son generados en los procesos de producción y arrojados a los afluentes por empresas grandes y pequeñas. Además, el uso de grandes cantidades de agua para producir una sola prenda causa asombro entre los expertos en temas ambientales (con las técnicas actuales de teñido, una camiseta puede requerir hasta 30 litros de agua para su elaboración).

Por otra parte, la globalización ha provocado que las materias primas que se obtienen en un lugar del mundo sean transportadas y utilizadas al otro lado del planeta, lo que provoca que, además de la contaminación generada en los procesos de explotación de materiales, se produzcan grandes cantidades de contaminantes derivados de los traslados (combustibles, empaques, etcétera).

Otro tema preocupante al respecto de esta industria es la responsabilidad social. Grandes empresas transnacionales se instalan en países donde la mano de obra es extremadamente barata (e incluso hacen uso de mano de obra infantil) y los requerimientos ambientales no representan grandes exigencias, lo que ha provocado que muchas personas a lo ancho del planeta exijan prendas elaboradas en condiciones dignas de trabajo y que respondan a prácticas ambientalmente responsables.

Es por esto que el sector tiene que crear una verdadera consciencia en temas de sustentabilidad y responsabilidad social. Alternativas sustentables para el teñido, métodos novedosos para tratamientos de aguas residuales e, inclusive, campañas que promuevan el consumo local y procesos amigables con el ambiente, son parte de las acciones que ya son una realidad y que pueden significar el inicio de un cambio verdadero en el sector textil.

PROBLEMAS Y SOLUCIONES EN EL TEÑIDO

De acuerdo con diversas investigaciones los colorantes utilizados para el teñido de telas tienen una pobre fijación sobre las mismas, mientras que en el agua donde se descargan se pueden encontrar en concentraciones arriba de 1.5 g/L. En el proceso de teñido se utilizan gran variedad de sustancias, algunas de ellas tóxicas: metales pesados, agentes surfactantes como fenoles; compuestos orgánicos como solventes clorados (provenientes del lavado y la limpieza de máquinas); biocidas como el pentaclorofenol (proveniente de fibra de lana contaminada); y aniones tóxicos como el sulfuro (presente en algunos colorantes).

Actualmente, diversos avances tecnológicos hacen posibles procesos mucho menos agresivos con el ambiente; por ejemplo, en 1994 se patentó la tecnología Colordry, la cual permite teñir las telas en seco utilizando en la maquinaria CO2 (bióxido de carbono) en lugar de agua, otro beneficio es que se reduce 40% de la energía utilizada. En febrero de 2012 dos grandes empresas transnacionales (Nike e Ikea) realizaron un convenio con DyeCoo Textile Systems (empresa holandesa creadora de dicha tecnología) para aplicar Colordry en el teñido de textiles. Surgida de dicho acuerdo, en diciembre de 2013, se instaló en Taiwán una unidad de producción que opera mediante un contrato con la manufacturera Far Eastern New Century Corp.

Por otra parte, ColorZen es una alternativa desarrollada en Estados Unidos de América que emplea un pre-tratamiento en el algodón permitiendo que pueda teñirse más rápida y fácilmente. De acuerdo con datos de la compañía este proceso permite ahorrar 90% de agua, 75% de energía y emplea 50% menos cantidad de colorantes, además de que no requiere el uso de álcalis. Por su parte, AirDye (también desarrollada en Estados Unidos) utiliza prensas en lugar de baños de agua y tinte; la presión y el calor dentro de estos equipos se usa para transferir el tinte (especialmente formulado) desde el papel hacia el tejido de poliéster, así se consigue utilizar 95% menos agua y además, ahorrar 86% de energía. Para la utilización de este proceso es necesario contar tanto con el software como con el hardware correspondiente.

Es importante mencionar que, si bien estas opciones son pasos formidables para el ahorro de agua, energía y productos químicos, su utilización en empresas medianas y pequeñas aún significa un reto enorme, pues los costos de inversión son muy altos y, generalmente, los textiles en los que se puede utilizar solo incluyen algunos tipos. Por ejemplo, las máquinas de Dye- Coo cuestan entre 2.5 y 4 millones de dólares, es decir, son costeables para empresas como Nike pero no para el grueso de empresas que operan en México. Esta situación genera una enorme demanda de investigación y proyectos que puedan ser aplicables en el contexto mexicano y sin duda también representa una oportunidad para modernizar las grandes manufactureras del país, las cuales deben ajustarse a una demanda, cada vez más importante, de ropa fabricada mediante procesos amigables con el ambiente.

TRATAMIENTO DE AGUAS. ALTERNATIVAS FÍSICO-QUÍMICAS Y BIOLÓGICAS

Acorde con un artículo publicado por la Universidad Autónoma de Hidalgo, más del 90% de los colorantes persisten después de los tratamientos con lodos activados y son recalcitrantes a la acción de depuración con dichos tratamientos. Las estructuras químicas de las moléculas de colorantes resisten la exposición solar y el ataque químico, por lo que, en la mayoría de los casos, resultan también resistentes a la degradación microbiana. En los efluentes textiles se pueden encontrar metales como cadmio, cromo, cobalto, cobre, manganeso, mercurio, níquel, plata, titanio, zinc, estaño y plomo, y el metaloide arsénico. Para el tratamiento de aguas residuales de la industria textil se pueden utilizar diferentes métodos físico-químicos efectivos para remover colorantes: adsorción, proceso Fenton, procesos de oxidación avanzada, sistemas de membranas y electro-coagulación (figura 1).



Figura 1. Métodos físico-químicos para el tratamiento de aguas de la industria textil.
Fuente: Elaboración propia con datos del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ), Universidad de Antioquia, Gestión de Aguas y Residuos. España, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y Universidad Autónoma del Estado de México.


El problema con la mayoría de los métodos anteriores es, nuevamente, el costo. Ante esta situación se ha propuesto el uso de sistemas biológicos aplicados a la degradación de colorantes como una alternativa que resulta menos cara y más amigable con el ambiente. Entre las alternativas más importantes está la decoloración por medio de hongos de podredumbre blanca, en especial Phanerochaete chrysosporium. Este hongo es capaz de degradar colorantes principalmente mediante dos tipos de enzimas, las lignina-peroxidasas (LiP) y las peroxidasas dependientes de manganeso (MnP). De hecho, esta solución se considera bastante prometedora en el caso de México, pues su costo de inversión, operación y mantenimiento es relativamente bajo y su eficiencia es muy alta. El tratamiento de aguas contaminadas con colorantes es un tema ambiental que en realidad no ha sido resuelto; si bien se cuenta con métodos y tecnologías que ayudan a minimizar el impacto y que tienen mucho potencial, se habla de que, dependiendo del tipo de residuos y características del agua, existen métodos más o menos convenientes. No existe un método general con un rendimiento elevado que sea aplicable a todos los casos.

CONCIENCIA AMBIENTAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Para cobrar conciencia del cuidado del medio ambiente, Greenpeace lanzó en julio de 2011 la campaña Detox que ha puesto sobre la mesa la responsabilidad de las fábricas textiles en la contaminación del agua. Muchas de las marcas de ropa más importantes a nivel internacional se han unido a este reto, sobre todo en respuesta a la creciente campaña internacional. Detox busca generar una moda libre de tóxicos, siguiendo cuatro objetivos:

Adoptar políticas limpias para la compañía y sus proveedores, evitando tóxicos y prefiriendo sustancias químicas no peligrosas.

Identificar los riesgos y peligros vinculados con cada uno de los químicos y eliminar los que resulten más riesgosos.

La información sobre proveedores siempre debe estar al alcance del público; además, compartir la lista de sustancias restringidas y revelar qué químicos tóxicos se están liberando al ambiente por parte de los proveedores.

El compromiso es primordial, así que se insta a estas compañías a jugar un papel activo como transformadoras del cambio a través de la ropa deportiva y de la industria de la moda, trabajando en colaboración con otros actores.

En el tema de responsabilidad social, según el último Informe Mundial sobre Trabajo Infantil, publicado en 2010 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina y el Caribe existen cerca de 13 millones de niños que sufren explotación del trabajo infantil, y casi 200 millones a nivel mundial. Los sectores en donde más trabajan los niños son la construcción civil, la minería, la industria textil y la agricultura.

Como se puede ver, el trabajo infantil continúa siendo recurrente en la industria de la moda. En el 2012, un informe titulado Captured by Cotton (Atrapadas en algodón) relató el proceso de reclutamiento de miles de niñas y jóvenes indias por grandes fabricantes textiles de Tamil Nadu, India, que suministran luego sus productos a grandes firmas internacionales. La OIT ha lanzado desde 2002, en varias ediciones, la campaña “Tarjeta roja al trabajo infantil” que busca informar y concientizar para erradicar esta práctica.

El camino hacia la sustentabilidad del sector textil es largo, pero al menos ya hay indicios de que a través de la tecnología y las campañas de responsabilidad social y ambiental es posible generar grandes cambios.


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