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Sep-Oct, 2012  |  Editorial

En los últimos años frases como: desarrollo sustentable, protección del medio ambiente, productos verdes o soluciones amables con la naturaleza, son cada vez más utilizadas en el ámbito empresarial, y en muchas ocasiones se aplican a la ligera o sólo con fines mercadológicos, lo que termina por desvirtuar los conceptos.

Sin embargo, hay que entender que temas como el desarrollo sustentable no debieran considerarse una moda, sino un asignatura prioritaria para las empresas. Una forma de evitar que estos tópicos se trivialicen es preguntarnos cuáles son sus significados para nuestras empresas y en su caso, comprometernos con sus fundamentos.

Aunque la idea del “desarrollo sustentable” pudiera parecernos nueva, en realidad intuitivamente ya conocemos sus fundamentos, los cuales se pueden encontrar más allá de nosotros; si observamos la vida, nos daremos cuenta que en su desarrollo busca ser óptima: incluso el más simple de los seres vivos busca reducir al mínimo los desperdicios y contar con procesos más eficientes.

De la misma manera podemos hacer el símil de las células con nuestras empresas, que buscan desarrollarse y adaptarse a los cambios del medio, y que además cuentan con la capacidad de almacenar recursos para tiempos difíciles. También la vida nos enseña con su simbiosis, que es mejor buscar aliados en procesos de ganar-ganar.

Además tenemos que entender que el concepto de desarrollo sustentable se basa en el aprovechamiento eficiente de los recursos medioambientales. Cualquiera que sea nuestra actividad siempre produciremos residuos, no existe un proceso que sea cien por ciento libre de contaminantes. Pero al mismo tiempo los ecosistemas tienen una capacidad de carga: de la misma manera que nuestro cuerpos tiene la capacidad de regenerar un daño, el ecosistema es capaz de absorber cierta cantidad de contaminantes.

Una forma de entender esto, es como si viéramos una canica en un valle, a la cual se le puede aplicar una pequeña fuerza que la hace subir por una ladera, al ser liberada, la canica oscilará y regresará a su punto de equilibrio; sin embargo, si aplicamos una fuerza mayor, superaremos los límites del valle y la canica se moverá a otro punto de equilibrio. Esto es lo mismo que pasa con los ecosistemas, si nosotros generamos impactos por debajo del denominado umbral ecológico, el ecosistema puede regresar a su condición original; por el contrario si el impacto supera esta barrera el ecosistema se modificará de tal manera que no puede volver al punto de partida.

Al comprender que nuestras actividades, personales e industriales, siempre modifican el equilibrio de los ecosistemas, está en nosotros cuidar que estas variaciones no lleguen a magnitudes que superen un punto en el cual no podamos regresar a la condición original.

En términos de negocios, el desarrollo sustentable debe de ser económicamente rentable; pero tenemos que poner especial cuidado al evaluar los beneficios, el concepto de desarrollo sustentable abarca un espacio y un tiempo, es decir, aunque en un punto una empresa produzca muchos rendimientos, es posible que produzca efectos negativos a sus vecinos próximos o lejanos; o un negocio que ahora es rentable, en un momento dado su funcionamiento puede estar deteriorando su propio mercado.

Los objetivos del desarrollo sustentable sólo se pueden alcanzar con la suma de pequeñas soluciones y grandes voluntades. Dichas soluciones no tienen que ser complejas, muchas ya las conocemos y aplicamos, pero en algún momento del camino las llegamos a olvidar. Para tener ideas basta ver el conocimiento popular, el cual se basa en la experiencia de quienes han vivido muchos de los problemas del presente, o la adaptación de la naturaleza a diversos entornos.

En nuestro afán de ofrecer pequeñas soluciones, en este número nos hemos reunido con diferentes especialistas, quienes nos hablaron de temas tan diversos como: el reciclaje de plásticos, la calidad del aire y los equipos de aire acondicionado, y las construcciones verdes; sus aportaciones han arrojado luz en la búsqueda de procesos más eficientes y con menos gastos energéticos. Además revisamos el tema de la calidad en los alimentos, con el objetivo de minimizar las pérdidas y reducir los desperdicios.

¿Realmente algún día podremos construir sociedades sustentables? Nos gusta pensar que sí, ya que la vida en si misma es sustentable: con sus cambios y sus crisis los seres vivos encuentran su camino. De la misma manera, empresas e individuos tenemos una responsabilidad pública para construir nuestro sendero y perdurar en el tiempo.

Raúl Macazaga


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