Entrevista con Óscar Robles, CEO de NIC México
Cuando hablamos de internet, es común escuchar direcciones web, tales como empresa.com, tumarca.mx, dominio.com.mx, pero pocas veces analizamos qué es un dominio y para qué sirve. Si bien, el término dominio se ha convertido en el día a día de los usuarios de la red, pocos sabemos que en realidad no son más que nombres que enmascaran una dirección IP para ingresar a un servidor determinado, dado que es mucho más fácil aprendernos un nombre común asociado a la empresa o al sitio, que memorizar una dirección IP (como lo hacemos con los números telefónicos). Es decir, es más simple recordar “cosmos.mx” que “67.228.165.184”, pese a que, en ambos casos, se llegue al mismo servidor.
Así, desde la década de los ochentas, cuando se creó el Sistema de Nombres de Dominios (DNS), se comenzaron a desarrollar las extensiones que se destinarían para los diversos tipos de dominios. Y aunque primero surgieron las de “nivel superior”, que se refieren a nombres de países (.us, .mx, .it, etc.), proveedores de servicios de internet (.net) y los conocidos .com, entre otros, conforme ha evolucionado la red, las extensiones han crecido de forma sustancial, de tal modo que en poco tiempo llegarán las personalizadas, como bien puede tratarse de un .cosmos, .youtube, .facebook, etcétera.
Por ello, Tu Interfaz de Negocios entrevistó al Ing. Óscar Robles Garay, Director de Nic México (Network Information Center México) -organización encargada de la administración del nombre de dominio territorial-, quien nos habló más a fondo del tema.
Ing. Óscar Robles Garay, Director de NIC México (Network Information Center México).
NUEVAS EXTENSIONES DE DOMINIOS
“En el año 2012 se atravesó por un proceso de discusión donde se buscó establecer las bases para ver qué dominios nuevos se podían crear, se definieron políticas entre las cuales se establecía la posibilidad de crear dominios que aparentemente no tienen extensión, pues ésta es propiamente el nombre del registrante: un .google, un .apple, .ibm, en fin. Estas organizaciones pueden solicitar su dominio, aunque hay toda una serie de requisitos complejos, a nivel jurídico y financiero, para evitar que entre cualquiera”, explica el experto.
Así, con la intención de convertir cada registro de extensión de dominio en una extensión corporativa, que se espera esté disponible para verano de 2013, Óscar Robles adelanta que en junio de este año “se publicó la lista de propuestas que recibió ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers) para nuevos dominios y hubo cerca de 1,409 etiquetas nuevas solicitadas; hoy conocemos cerca de 300. Muy probablemente van a haber muchas más de las que han existido en internet en los últimos 30 años”.
Como lo explica el CEO de Nic México, el registro de estas nuevas extensiones de dominio tendrá como principal finalidad el uso a nivel corporativo, “si Google decidiera crear la extensión .google, puede registrar dominios más precisos; aunque es menos probable que los venda al publico, porque una de las características de estos nuevos dominios es que son corporativos. Así, entran bajo un esquema diferente al de los tradicionales: un .com, .net, .org, .biz tienen ciertas características y en general son abiertos; mucho de lo que se busca con los dominios corporativos es que sean cerrados y para fines muy específicos, pero cabe la posibilidad de que los ofrezcan al publico, aunque en tal caso deben estar regulados bajo ciertas políticas definidas por ICANN. Es ahí donde veo poco viable que un .apple se someta a las reglas de registro que le establece esta organización cuando no tiene necesidad; entonces muy probablemente lo que va a hacer es asignarlo a sus productos, empleados, servicios, a la nube, a todo lo que realmente es Apple, y en todo caso escoger un nombre cool para sus aplicaciones y clientes como mail.apple”, destaca Robles.
Si bien, las políticas de registro aún no están completamente definidas, lo que sí se sabe es que el costo por registro de una extensión de dominio será de 185,000 dólares, solamente para la aplicación; buscando con el precio, entre otros elementos, tener un filtro adecuado, “para evitar solicitudes que no tengan un sustento técnico, financiero y que a la larga acaben quebrando”, asegura Robles.
En el tema de estas nuevas extensiones, no podremos hablar de reventas o apartados, práctica común en las transacciones que hasta hoy conocemos. “En este caso no funciona así, porque no estamos hablando de dominios tradicionales o de un .com, un .net, un .biz, donde puedes venderlo en el mercado secundario. Estamos hablando de un dominio nuevo de nivel principal, quien lo administra es ICANN y ellos no tienen la función de ser un proveedor de servicios de registro de dominios, son simplemente la autoridad”, comenta el director.
El ejemplo es simple, vender una extensión de dominio nueva es algo similar a poner en las manos de un tercero la extensión .com para que la administre como mejor le parezca, a eso se debe la cantidad de restricciones que existirán tanto para la compra como para una reventa, “al final de cuentas si un .apple quisiera vender su dominio a Apple Records o a Apple Music de Inglaterra, tendría que pasar por un proceso muy complejo de transferencia de titularidad de ese dominio, no es una cuestión de ‘ok, ahí te van 50 dólares y es tuyo’, no es tan fácil. Este tema de los nuevos dominios es mucho más complejo porque involucra un contrato con ICANN, incluso una revisión del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, donde se certifica que ese dominio no va a dañar a internet, entonces lo que se busca es evitar que haya propuestas financieramente y técnicamente sin fundamento que quiebren y que después afecten a más usuarios”, enfatiza Robles Garay.
Aunque de primera instancia hablar de 185,000 dólares (algo así como 2.4 millones de pesos) puede resultar una cifra bastante considerable, Robles argumenta: “ICANN estableció mecanismos para favorecer a los países en vías de desarrollo, les iba a reducir la cuota hasta 45 mil dólares, pero para eso tenían que cumplir con ciertos requisitos, venir de países que están en cierta clasificación de la ONU en cuanto a desarrollo económico, una serie de obligaciones que se planteaban, pero se recibieron muy pocas solicitudes; aún cuando había el interés de apoyar a esas regiones, porque el tema no es los 185 mil dólares, esa era una cosa insignificante al lado de la parte de la infraestructura, del business plan, de la parte estratégica, del marketing; es ahí donde: ‘sí, me descuentas de los 185 mil dólares el 60%, pero en lo demás cómo me ayudas’, en lo demás, que es el gasto recurrente mensual, el mantenimiento, es donde está lo pesado”.
DOMINIOS .LAT
Por otra parte, Óscar Robles nos compartió la nueva iniciativa que, impulsada por la Federación Latinoamericana y del Caribe para Internet y el Comercio Electrónico (eCOM-LAC), busca lanzar al mercado los dominios latinoamericanos .lat bajo la infraestructura tecnológica de Nic México, esto con la finalidad de ofrecer un dominio a la comunidad latina independientemente del lugar donde se encuentre.
“Hay muchas teorías de cómo van a interactuar estos dominios con el mercado actual. A mi me parece que en la región tenemos condiciones diferentes a lo que sucede en Europa o en Estados Unidos, el .lat, lejos de competir, lejos de hacerle sombra a un dominio territorial, lo que va a hacer es contribuir a promover la existencia de dominios (…) Nosotros como Nic México hemos entendido la naturaleza del mercado mexicano, la necesidad que tienen los usuarios de conocer que el dominio existe y que es el primer paso para colocarse en internet, empezar a vender de una manera diferente, accesar a diversos mercados, que te conozcan, mostrar seriedad, decir de dónde eres, en fin, una serie de características que le pueden ayudar a las organizaciones; pero eso no lo sabe todo el mundo, no lo saben todas las empresas, no necesariamente lo tienen presente; entonces es ahí donde se llega a estas nuevas terminaciones, .lat es una de ellas solamente.
“El .lat tiene al menos dos vertientes: aquella comunidad de latinos, de los que se sienten latinos, que quieren tener un dominio y se quieren identificar de esa forma; pero por otro lado están las empresas que quieren llegar a un mercado latino y que dicen: ‘bueno, pues es que yo puedo ser .mx pero realmente estoy aquí por una cuestión accidental, pero mi mercado es Latinoamérica, o estoy en Miami atendiendo al mercado latino, o estoy en Brasil’. Entonces, de alguna forma el Sony LA, el MTV LA, el HBO LA, todos estos sitios que son de las marcas más grandes se enfocan en la necesidad de atender a su mercado latino, ¿por qué?, porque compartimos idioma y cultura”, puntualiza Robles.
IPv6
De esta forma, Óscar Robles cerró la entrevista con el problema inmediato que enfrenta el mundo de internet con la transición de IPv4 a IPv6. Recordemos que una IP es el protocolo de internet (un número) que se le asigna a cada dispositivo que se conecta a la red. No obstante que la cuarta versión de esta tecnología podía soportar más de 4,000 millones de direcciones, la realidad es que éstas ya se terminaron, por lo que ahora se requiere todo un cambio de infraestructura para poder pasar a IPv6, donde se tendrán 670 mil billones de direcciones por cada milímetro cuadrado de la superficie de la tierra (Figura 1).
Figura 1. Representación de IPv4 e IPv6.
“A mediados de los noventas se empezó a trabajar en un nuevo protocolo, con la intención de evitar el problema de que IPv4 se iba a terminar, entonces vino la necesidad de crear este nuevo protocolo, pero surge con un pequeño problema: ambos protocolos no se comunican, IPv4 no es compatible con IPv6, son idiomas diferentes, pueden convivir pero no platican entre si; entonces no se solucionó el problema que se quería evitar en un principio”, comenta Robles, quien además asegura que “no puede haber un apagón de IPv4 en el futuro próximo cercano, porque hay muy poca penetración de IPv6, lo que es un problema.
“Ya en el mes de junio la Internet Society, con mucho bombo y platillo anunció el día del lanzamiento de IPv6, y eso no quiere decir que no se hubiera hecho nada los años anteriores o que a partir de ahí se empieza a hacer todo, realmente se ha trabajado mucho en los últimos siete años con los operadores de internet, que son los primeros que tienen que modificar la infraestructura; gran parte de lo que se tiene qué hacer está ya en camino por los operadores, algunas cosas que corresponden al usuario final, ya son transparentes. Hoy te conectas en tu dispositivo móvil y puedes estar navegando a lo mejor en IPv6 sin saberlo, depende si hay una red en IPv6. A final de cuentas hay muchos esfuerzos que se tienen que dar de manera coordinada, paulatina para que puedan funcionar, y los más grandes, los más relevantes, los que requieren de una inversión mucho mayor, ya se han dado, sobre todo en los grandes operadores”, detalla el entrevistado.
Lo que resta es esperar, pues como explica Óscar Robles, la transición no se puede llevar a cabo en un sólo paso, “hoy hay cerca del 3% de tráfico en IPv6, es muy poco, pero el tema no es dónde estamos, sino que lo miremos en un año, veamos cuál es la tendencia y si el año que entra estamos en 3.2%, tenemos en serios problemas; pero te puedo apostar que no va a estar en tres ni en cuatro, sino en cinco o seis por ciento, entonces eso va generando una buena inercia, ya que se va duplicando la capacidad instalada en años previos, es una muy buena señal, pero tenemos que hacer esa medición”, finaliza Robles.
Y a pesar de que el cambio pueda repercutir en las infraestructuras actuales, debemos asomarnos a la ventana de beneficios que esto traerá consigo, como es el hecho de que cada dispositivo pueda contener una dirección IP propia, lo que permitirá conexión, sincronización, personalización e incluso localización de cada equipo que tengamos en las manos, desde un dispositivo móvil, hasta un reloj de pulsera o incluso el mismo automóvil.
El cambio de IPv4 a IPv6 será algo transparente para casi todos los usuarios, ya que los principales actores serán los proveedores de ISP (Internet Service Provider) y los encargados de mantener funcionando las redes internas de trabajo, aunque evidentemente hablamos de un tema que es importante y que probablemente repercuta, en un futuro no muy lejano, en sistemas operativos actualizados y en la implementación de nuevas infraestructuras para interconexión de dispositivos.
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