Alemania, Italia y República Checa lideran la presión para proteger a la industria automovilística de sanciones que podrían agravar su crisis económica.
La industria automovilística europea enfrenta una nueva encrucijada mientras líderes de Alemania, Italia y República Checa intensifican su presión sobre la Unión Europea (UE) para suavizar las multas por emisiones de CO2 previstas a partir del próximo año. El canciller alemán, Olaf Scholz, junto a los primeros ministros de Italia y República Checa, han pedido a la Comisión Europea que considere el impacto económico que dichas sanciones tendrían en un sector ya debilitado por la crisis económica, la competencia china y la transición hacia la electromovilidad.
“Es fundamental garantizar que las sanciones no comprometan la liquidez de las empresas, especialmente cuando están en un proceso crucial de inversión en tecnologías más limpias,” afirmó Scholz, quien también discutirá el tema con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
Las multas, que podrían alcanzar los 15,000 millones de euros para el sector, han generado preocupación entre los fabricantes, con Volkswagen como uno de los más afectados. Según representantes de la industria, este escenario podría desencadenar el cierre de fábricas y la pérdida de miles de empleos, agravando las tensiones sociales y económicas en la región.
Francia también se unió a los países que buscan evitar las sanciones, señalando que, aunque no desean debilitar los objetivos climáticos, apoyan una solución que alivie la presión financiera sobre los fabricantes.
En un momento en el que las ventas de vehículos eléctricos no alcanzan las expectativas y la demanda general sigue débil, las automotrices enfrentan una disyuntiva: cumplir los objetivos de emisiones o destinar recursos críticos para la transición hacia la movilidad eléctrica.
Fuente: Reuters
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