Las amenazas de Donald Trump de imponer un arancel del 25% a productos mexicanos generan preocupación entre comerciantes y podrían desatar una guerra comercial.
La amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel del 25% a las importaciones mexicanas ha generado preocupación entre empresarios de ambos lados de la frontera. Trump, quien asumirá la presidencia el 20 de enero, condicionó la medida a que México detenga el flujo de migrantes y el tráfico de drogas hacia su país.
En la ciudad fronteriza de McAllen, Texas, epicentro del comercio transfronterizo, los trabajadores del mercado de abastos advierten que los mayores afectados por estos aranceles serán los consumidores estadounidenses.
“Si aumentan los aranceles, el costo del producto subirá, y quienes lo pagarán serán los compradores”, afirmó Manuel Flores, administrador de una empresa que importa tomates y jalapeños desde México.
Estados Unidos depende en gran medida de las importaciones mexicanas para satisfacer su demanda de frutas y verduras frescas. Según datos de la Universidad de California en Davis, más del 50% de las frutas y el 40% de los vegetales consumidos en el país provienen del extranjero, principalmente de México. En 2022, las importaciones de productos mexicanos superaron los 42,100 millones de dólares.
El alcalde de McAllen, Javier Villalobos, expresó cautela sobre el impacto potencial de los aranceles, indicando que estas amenazas a menudo son herramientas de negociación. Sin embargo, empresarios como Jorge López, con más de una década de experiencia en el comercio transfronterizo, ven con preocupación la posibilidad de una disminución significativa en la demanda.
Frente a esta situación, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió que su gobierno podría aplicar “otro arancel” en represalia, anticipando una posible guerra comercial.
El impacto económico y las implicaciones políticas de estas medidas podrían alterar significativamente la dinámica del comercio entre ambos países, afectando directamente a la economía estadounidense, que depende del flujo constante de productos mexicanos para abastecer sus mercados.
Fuente: Reuters
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