OCDE ajusta a la baja el crecimiento industrial de México para 2025 y prevé un avance limitado por menor inversión

El organismo internacional anticipa un menor dinamismo económico para 2025 y 2026, influido por la contracción del consumo, la debilidad del sector automotriz y la incertidumbre en torno al T-MEC.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revisó este martes sus expectativas para la actividad económica mexicana y proyectó una desaceleración más marcada en los próximos dos años, especialmente para los sectores productivos y manufactureros.

En su nuevo informe, el organismo redujo su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional para 2025 a 0.7%, por debajo del 0.8% estimado en septiembre. Para 2026, también recortó su cálculo, pasando de 1.3% a 1.2%.

Estas cifras contrastan con los crecimientos previos de la economía mexicana: 3.7% en 2022, 3.2% en 2023 y una expansión moderada de 1.2% en 2024, mostrando un debilitamiento continuo en el ritmo productivo del país.

Factores que frenan la economía industrial

La OCDE atribuye la desaceleración a varios elementos que impactan directamente la actividad industrial:

Consumo privado más moderado, reduciendo la presión sobre la producción.

Menor dinamismo en el empleo formal, que afecta la demanda interna.

Exportaciones automotrices debilitadas, un pilar clave del sector manufacturero.

Caída en la inversión privada, afectada por la incertidumbre derivada de las tensiones comerciales con Estados Unidos.

El organismo agregó que, aunque la reducción en las tasas de interés podría incentivar gradualmente nuevos proyectos, la recuperación de la inversión será lenta debido a la persistencia de riesgos internos y externos.

Perspectiva fiscal y prioridades estructurales

De acuerdo con el análisis, el gasto público se mantendrá contenido por los esfuerzos de consolidación fiscal. En este contexto, la OCDE recomendó implementar un marco fiscal de mediano plazo que permita reducir el déficit y abrir espacio para inversiones estratégicas, particularmente en infraestructura educativa y productiva.

El organismo también destacó la necesidad de:

Fortalecer la recaudación del impuesto inmobiliario.

Modernizar la administración tributaria con herramientas digitales.

Simplificar regulaciones empresariales.

Aplicar análisis costo-beneficio en proyectos de infraestructura.

Optimizar los programas sociales para mejorar la eficiencia del gasto.

Además, señaló que México debe acelerar medidas de adaptación climática, como sistemas de alerta temprana y seguros frente a fenómenos extremos, dada su alta vulnerabilidad ante el cambio climático.

El papel del T-MEC en el entorno industrial

La OCDE subrayó que la revisión del T-MEC en 2026 será un elemento crítico para el desempeño manufacturero y exportador del país. El acuerdo, dijo, actúa como un “amortiguador” ante el aumento de restricciones comerciales globales. Una renegociación rápida y exitosa podría detonar mayor inversión y fortalecer las exportaciones.

Panorama monetario e inflación

El organismo observó que Banxico ha mantenido su ciclo de relajación, bajando la tasa de referencia a 7.25% en noviembre. Sus proyecciones indican que esta podría descender a 6.25% hacia finales de 2026.

No obstante, advirtió que tanto el crecimiento como la inflación siguen enfrentando riesgos debido a:

La desaceleración económica prevista en Estados Unidos.

Condiciones financieras internacionales más estrictas.

Posibles incrementos arancelarios a mercancías mexicanas que provienen de países sin acuerdos comerciales.

Tensiones cambiarias y volatilidad que podrían elevar los costos de financiamiento público.

A pesar de estos riesgos, la OCDE reconoció que una reducción en la incertidumbre comercial —si se fortalecen los acuerdos con Estados Unidos y Canadá— podría impulsar con mayor vigor la inversión industrial y el volumen exportador.